Este es el gran interrogante para quienes invertimos en acciones. ¿Qué tipo de análisis usar? ¿Cuáles son las ventajas y desventajas de cada uno? El colega Andres Cardenal nos va a dar sus consejos al respecto.
Escrito por Andres Cardenal, CFA – Sala de Inversión
A la hora de seleccionar alternativas de inversión, resulta fundamental poder comprender si un activo se encuentra subvaluado o sobrevaluado.
La importancia de la valuación es un aspecto sobre el cual existe amplio consenso en el mercado. Además, la evidencia estadística indica que invertir en activos con valuaciones atractivas tiende a generar retornos por encima del promedio en el largo plazo.
Sin embargo, no es tan fácil comprender en la práctica en qué medida un activo cotiza a un precio conveniente o no. A continuación, señalamos algunos puntos importantes para analizar la valuación de una compañía.
La valuación en los números
Desde el punto de vista de la metodología matemática, existen dos grandes enfoques de valuación de activos: el de los ratios comparables y el de los flujos de fondos descontados.
El método de los ratios comparables se basa en indicadores como precio-ventas, precio-ganancias o precio-flujo de caja, entre otras posibilidades. En general, se puede comparar la valuación de la firma frente a otras empresas en la misma industria o frente al mercado en general. También puede compararse la valuación actual de la compañía frente a su valuación en el pasado para obtener una mirada sobre la valuación desde una perspectiva histórica.
Este método es relativamente sencillo e intuitivo, y en general no implica realizar proyecciones demasiado lejanas al respecto del futuro de la firma. En cuanto a las desventajas, siempre es debatible en qué medida otras compañías en el mercado o en el sector pueden compararse adecuadamente frente a la empresa bajo análisis.
Cuando el mercado en su conjunto o el sector en particular se encuentran sobrevaluados, entonces una compañía que cotiza a valuaciones en línea con el promedio también podría estar sobrevaluada. Es decir, las comparaciones relativas siempre presentan algunas dificultades en términos de identificar comparaciones que sean adecuadas e ilustrativas.
El método de los flujos de caja descontados consiste en estimar la generación de efectivo en el largo plazo, para luego calcular el valor presente de ese flujo de dinero. Desde el punto de vista teórico, este método es ideal, ya que en definitiva el valor del negocio no es otra cosa que el valor de los flujos de caja que ese negocio puede generar en el largo plazo.
Sin embargo, en la práctica, el método de flujo de fondos descontados presenta algunas desventajas considerables. Bajo esta metodología, el valor teórico del negocio depende considerablemente del cálculo del valor terminal de la compañía, el cual es generalmente un supuesto de largo plazo.
Es decir, la estimación que hagamos sobre la generación de efectivo de la firma dentro de 10 años impacta considerablemente sobre el valor actual del negocio. Lamentablemente, este supuesto está sujeto a un elevado margen de error al tratarse de una estimación de muy largo plazo.
Lo mismo sucede con la tasa de descuento utilizada para descontar el valor presente de los flujos de fondos. Siempre es debatible cuál es la tasa de descuento correcta, y una pequeña modificación en esa tasa afecta considerablemente el valor teórico de la empresa.
Es decir, si bien conceptualmente el método de los flujos de fondos es impecable, a la hora de implementarlo, presenta algunos problemas importantes debido a que requiere una elevada cantidad de supuestos con un margen de error considerable, y estos supuestos afectan materialmente el valor calculado para la compañía.
Valuación y expectativas
Generalmente no conviene encarar la valuación como un valor único y puntual. Es una mejor idea trabajar con diferentes supuestos que puedan llevarnos a valuaciones más optimistas o pesimistas sobre dicho valor.
En primer lugar, esta práctica nos ayuda a comprender que la valuación de una compañía no es una ciencia exacta, y trabajar sobre diferentes rangos de valuación es un enfoque más realista al respecto.
Además, contar con diferentes proyecciones sobre el valor del negocio en base a supuestos variables le permite al analista comprender cuáles son los principales determinantes de valor del negocio.
Podemos, por ejemplo, proyectar las ventas en diferentes mercados y segmentos de negocios, así como también los márgenes de rentabilidad a nivel agregado o a nivel desagregado. De esta forma, se comprende mejor el impacto de diferentes variables sobre las ganancias de la firma y por lo tanto, el valor del negocio.
Un ejercicio interesante consiste en deconstruir el razonamiento detrás de la valuación de mercado de una compañía. Por ejemplo, evaluando el ratio precio-ganancias de una empresa, podemos inferir qué niveles de crecimiento el mercado está esperando para esa firma.
Si consideramos que la compañía podrá superar esas expectativas de crecimiento, entonces podemos decir que el ratio precio-ganancias subestima el potencial del negocio, entonces el activo se encuentra subvaluado. Alternativamente, si el ratio precio-ganancias es demasiado elevado, entonces la valuación está incorporando expectativas de crecimiento demasiado optimistas y el activo se encuentra sobrevalorado.
La valuación de un activo muchas veces se entiende como un proceso 100% matemático y cuantitativo, lo cual puede ser una mirada demasiado simplista. Si bien no caben dudas al respecto de que los números son importantes, la valuación de un activo es tanto un arte como una ciencia, y los aspectos cualitativos detrás de los números pueden ser tan importantes como los indicadores matemáticos.
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